Luis Gulman Checa
Es difícil aceptar, debido a
sus propias y graves imputaciones vertidas en el curso de la campaña, que la
administración de don Javier Atkins Lerggios, tan luego asumió, no haya pasado
por el más fino tamiz lo actuado por su antecesor en el Alto Piura. Entonces,
por el monto del contrato y el irregular procedimiento de adjudicación, debió
concluir que tendrían que haber habido temas turbios, hecho que siempre afecta
la ejecución de los contratos.
En consecuencia, debemos
especular que el resultado de dicho análisis tendría que haberle hecho “abrir
los ojos” dedicando la mayor y más seria atención a la “papa caliente” recibida
de su antecesor. Una digresión pertinente: así como el Alto Piura, también heredó
la construcción de la carretera Tambogrande – Km. 21, modesta y simple “obrita”
en comparación con la otra. Sin embargo, en este caso, sin titubear, rescindió
el contrato unilateralmente (los procesos de arbitraje aún están en sus inicios
por lo que su sucesor lidiará con el laudo), continuando la obra por
Administración Directa. Obviamente, cualquier zamarrada inmersa en este
contrato, tendría que haber sido propia de “pirañitas” comparada con los
probables entuertos en el Alto Piura. Entonces, ¿por qué no aplicó el mismo
criterio en ambos casos?
Ante el secretismo y falta de
información oficial, debemos especular que, en el curso de los análisis
referidos que tendrían que haber conllevado conversaciones y tratativas con el
contratista Camargo Correa, éste podría haber expuesto millones de razones
avalando la validez y conveniencia del contrato, las que, al no haber habido
rescisión, habrían sido aceptadas. Sin embargo, por los nulos resultados, tales
razones no sirvieron a nuestros intereses: la ejecución de la obra en el menor
tiempo, al menor costo y con la mejor calidad constructiva posible.
Es innegable que, cuando Don
Javier Atkins Lerggios asumió, el Alto Piura era la tarea más ardua y
trascendente que tenía entre manos, razón por la que hasta un ciego y sordo
hubiera sabido que debía encargar su conducción a personas probadamente
experimentadas, competentes y que le merecieran confianza: es decir, idóneas.
¿Sucedió así? Mi rotunda respuesta es NO.
Ya me referí a la mala
elección del Gerente General del Alto Piura y una pregunta cae de madura: sí el
mandatario carecía de equipo técnico para gobernar, inundando el GRP con
foráneos, ¿no halló en el país UNA persona idónea para encargarle tarea tan
trascendente, más aún cuando debía enfrentar a un “lobo”, con dientes y garras
afiladas? Pregunto a usted, estimado lector, ¿pediría a su retoño de cinco
añitos, mediar en una riña entre robustos veinteañeros? Pues bien, eso hizo el
mandatario designando un inexperto en la gerencia general del Alto Piura. ¿El resultado?
De una parte, el nulo avance del tan anhelado y necesario proyecto y, de otra,
el chorro imparable de dinero público que fluye incontenible a las arcas de
contratista y supervisor.
Sin embargo, el mandatario
rectificó, mudó al gerente general al Consejo Directivo y lo reemplazó, ¿con
quién?, con don Edilberto Ñique Alarcón, quien ostenta tantos merecimientos
académicos que evitó precisar para no incurrir en error. Él, trujillano, no
llegó solo, pues trajo varios gerentes: Planificación, Infraestructura,
Desarrollo Agrícola y Asesoría Legal, además de otras personas de rango menor.
Obviamente, cada viernes por la tarde parten a sus lugares de origen por
cuanto, en Chulucanas, solo están de paso.
¿Quién recomendaría a nuestro
mandatario un profesional tan desconocido como laureado? ¿Algún acucioso hombre
de prensa creyó conveniente preguntárselo públicamente? Digo ello en atención a
que los gobernantes, al ser elegidos, no se convierten en zares sino en simples
servidores nuestros, razón por la que, permanentemente, deben rendir cuenta de
sus acciones.
¿Recuerdan al Ing. Edmundo
Quevedo Ubillús? Sin duda debe ser de grata recordación para quienes
emprendieron grandes desarrollos agrícolas en eriales piuranos cuando presidia
la Autoridad Autónoma de la Cuenca Hidrográfica Chira Piura. Pues bien, dicho
señor reemplazó a don EÑA al frente del proyecto Jequetepeque – Zaña y
transcribo declaraciones suyas publicadas el 17 de abril del 2009:
“Por qué sale Ñique de acá.
Porque cometió una falta grave, cobrar un derecho de luto y sepelio por
concepto de muerte de su padre con 37 mil soles que era un exceso porque ahí
junto con su padre mató a su mamá también. Su mamá ya había muerto antes, pero
quiso enterrarlos juntos. Y toda su gente que tenía en los puestos claves
aprobó eso, por eso sale Ñique, por eso lo sacan” Hay más.
¿Qué opina, estimado lector?
Blog del autor:
lgulmanchblogspot.com
Publicado en Diario El Tiempo
de Piura el 28 de noviembre del 2013.